COMIENZOS

Desde siempre, el arte ha sido mi refugio y mi búsqueda. Experimenté con acrílicos, óleos, acuarelas, incluso modelé arcilla para luego plasmarla en papel. Pasé por estilos, técnicas y maestros, explorando caminos que me llevaron tanto a descubrir como a descartar.

Siempre he amado el color, su intensidad y las emociones que transmite. Me atrae lo fluido, lo abstracto, ese terreno donde las formas pierden rigidez y las sensaciones toman protagonismo. Pero, en esos primeros pasos, sentía que algo faltaba: no lograba encontrarme del todo en lo que hacía.

Sin embargo, disfruté enormemente ese tránsito. Fue un tiempo en que surgieron elefantes, amaneceres, anocheceres, ardillas, pájaros y otros tantos personajes y paisajes que dejaron su huella en mi universo creativo. Esos comienzos fueron mi taller interior, el lugar donde aprendí a soltar, a fluir y a dejar que el arte hablara por sí mismo.

Y luego llegó un tiempo largo, largo… de procesos, búsquedas y más aprendizajes. Un tiempo necesario para permitir que esas técnicas y fluir que ya eran míos, sin que lo supiera, me encontraran por fin.